Deje su comentario

Algunos queman libros, nuestros gobernantes convirtieron "el arte urbano" en chatarra para venderla; muy bien podían haber conservado algunos ejemplares en museos. El lienzo de nuestros artistas era la lata de esos autobuses, pero había otras artes en esas moles de metal. La mayoría habían sido retiradas del servicio de transporte colegial, pero nuestros mecánicos convirtieron esas máquinas en bólidos, que daban gusto ver de noche, y en discotecas ambulantes, había mucho ingenio popular. Mucho arte, mucha artesanía, mucha técnica de nuestros peritos mecánicos. Había que conservar algunos, y desde luego, fotografías de todos los desastres que hicieron. Es cuestión de mentalidad; algunos países guardan tanques, aviones y piezas de artillerías. Nosotros no guardamos nada; ni un tranvía, ni una chiva, ni una carretilla de pipas... al final no es el tanque el que destruye, siempre es la tripulación.